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miércoles, 14 de noviembre de 2012

PENSAMIENTO DE REFLEXIÓN PARA ADOLESCENTES.


Qué razón tenías papá, 


cuando me dijiste que a mi edad 
aún no estaba preparado para controlar mi vida, 

que era yo muy joven, que esperara un poco más de tiempo y luego tú mismo me ayudarías a independizarme. 
y, sin embargo… preferí no escucharte…
Te dejé con la palabra en la boca,

y me fui de la casa, según yo, a comerme al mundo a rebanadas. 

Repetistes una y otra vez que tú y mi mamá sólo querían lo mejor para mí, 
y que sus regaños no eran por desamor… Trataste de explicarme que la 

comprension no significaba darme siempre la razón; pero, a pesar de ello, 
en muchas ocasiones preferiste ceder, y callar; con esa actitud tan conciliadora 

que adoptaba, con tal de que yo no cumpliera mis constantes amenazas, 
mientras yo los acusaba de ser los peores padres. 

Qué Razon tenias Papá, cuando te acercaste a mí, y me suplicaste que viviera conforme a mi edad, porque la juventud es como un suspiro del alma, y cuando 

nos damos cuenta, los años nos llevan ventaja; me suplicaste que no abandonara 
la escuela porque de ello dependeria gran parte de mi vida en el futuro; 
“no cometas el mismo error que yo, hijo”, me dijiste en aquella ocasión, 
y sin embargo mi respuesta fue tajante: 
“¿Tù que sabes de eso? lo que pasa es que tú ya estas viejo… 
No se como no te cansas de estarme dando sermones”… fue por eso que, solo 

llegué hasta la secundaria… 

Recuerdo que mi madre me sentó cariñosamente en sus piernas, 
y me habló de las mujeres, me explicó que una relación de pareja va más allá de la atracción física, y la pasión; platicó cómo se conocieron y la manera en que la conquistaste, de la forma en que se ama a los hijos, del respeto por la esposa, 
y el cariño con el que se le debe tratar, y ya ves, papá, apenas cumplí la mayoría

 de la edad y me tuve que casar, por esa falta de responsabilidad… 

Qué razón tenías papá, 
cuando antes de marcharme de la casa, intentaste detenerme, y con lágrimas en los ojos me aclaraste: “Algún día tú también serás papá, y me vas a entender hijo”, 
y en pago a eso te miré fijamente a los ojos y te dije: 
“Yo sí seré un buen padre, 
a mis hijos, no los estaré fastidiando tanto, dejaré que sean los que ellos quieran, 
y que sean felices”, y en un tono más soberbio arremetí: 
“Yo voy a ser mejor que ustedes”. 
Me aconsejaste que, pasara lo que pasara, viviera como viviera, nunca me humillara ante los demás, porque la dignidad no se vende, no se pierde, y hasta la libertad 

tiene sus límites, 
y apenas me sentí libre, aproveché para emborracharme con mis amigos hasta desfallecer, desperté tirado en una calle, sucio, maloliente; me atreví a pedir limosna 
y ante la desesperación se me hizo fácil robar, aunque me advertiste que el enemigo no estaba en casa, sino en las calles, disfrazado de falsos amigos, absurdos placeres y dinero manchado… 

Qué razón tenías papá, cuando me adelantaste que si abandonaba el hogar, mi madre moriría de pena y tristeza, y yo qué hice… me burlé de ti, te aclaré que si eso sucedía sería por tu culpa, por la vida tan estricta que nos dabas, por tus exigencias y por tu concepto de la disciplina y de la responsabilidad, porque cuando llegabas a la casa hacías llorar a mi madre con tus ridículos obsequios, cuánto tiempo me tardé en comprender que esas lágrimas, eran de alegría, y no de dolor o tristeza… 

Un día, me tomaste entre tus brazos y me dijiste muy quedito al oido 
esas cosas que aún guardo en mi corazón: 
“ojalá nunca crecieras, hijo mío, 
ojalá siempre fueras mi pequeñito y yo siguiera siendo tu héroe para toda la vida, 
imaginar, que siempre tendrás 6 años”, pero ya ves, papá, hoy me arrepiento de todas esas palabras contra tí, de mis actos que tanto te dañaron, de tantas noches que te tuve a tí y a mi mamá en vela por no llegar de la fiesta, de las mentiras mal armadas que inventaba con tal de no escuchar tus sabios consejos, de recordar cómo te humillaste varias veces frente a mí, con tal de yo tuviera esa falsa razón; 
de pisotear tu dignidad con mis gritos y reclamos, de cientos y cientos de reproches en contra de ese cariño incondicional… 

Mírame ahora, papá, sentado en una sala de hospital, lleno de angustia, esperando noticias sobre la salud de mi hijo, ese… al que yo iba a educar… mejor que tú a mi, 
sí… también él se sintió grande, a pesar de mis consejos decidió no escucharme y, 
hacer su propia vida como lo hice yo, le pido a Dios que me ayude, y a tí, mi gran héroe de siempre, que ojalá me hayas perdonado… todo…. me costó mucho tiempo, dolor, y sufrimiento, pero después de tantos años, logre entender que por fin te amé, papá, 
más de lo que yo creía… Qué Razón tenías, Papá…



lunes, 12 de noviembre de 2012

EXPANDIENDO PAZ A TRAVÉS DE LOS REFLEJOS.


Cada ser es un reflejo para miles de personas. Te has preguntado en algún momento.....¿Que estás reflejando? o ¿Que huella vas dejando?
Tenemos tanto por hacer, pero ante de iniciar una acción de amor y paz....Primero tenemos que cambiar nosotros, nuestro interior y pensamientos, llenándolos de amor por si mismo y por el prójimo, para así dejar huellas de amor y paz  en sus corazones 
 Es bueno llegar a una meta, pero es mejor ayudar a otros para que lleguen con nosotros.

Es hermoso compartir el pan con el hambriento, el techo con el peregrino, la amistad con el solitario, la alegría con el triste, las lágrimas con el que llora, la angustia del que sufre, la fe con el no creyente… Todos aborrecemos la guerra y somos partidarios de la paz.
Queremos la paz en el mundo, pero será imposible implementarla si primero no reina la paz en nosotros, y esta se fundamenta en la paz en los hogares, pero no se puede pretender la paz en la familia si cada uno de nosotros no goza de paz interior. Solamente el que se pacificó consigo mismo, será pacífico con los demás.
Trabajar por la paz es establecer aquellas condiciones de vida que hagan a cada hombre feliz, seguro de sí mismo y de su porvenir, trabajar por la paz es suavizar relaciones humanas, solucionar problemas, hacerse entender por todos y con todos, crear a nuestro alrededor un clima de comprensión, dar a cada uno lo suyo, respetando el derecho de todos.

Los que trabajan por la paz entre los hombres serán llamados hijos de Dios, porque Dios es el Dios de la paz y amor, no el dios de la guerra, el Dios del Amor y no el dios del odio. Siempre es mejor construir que destruir. Y sembrar es construir para el mañana, para recoger mas adelante.
Siembra sonrisa a tu alrededor, siembra dulzura, amistad, sacrificios, siembra paz toda tu vida, y recuerda que el que siembra luz de esperanza, recogerá calor y amor. Al mundo no lo cambian los que lo critican, sino los que obran en él su generosidad, su entusiasmo, su entrega y su sacrificio.

Hoy debemos ser las manos que alivian, los ojos que orientan, los brazos que ayudan, las mentes que crean soluciones. Sumergirse en el mundo, para cambiar sus estructuras injustas, creando nuevos ambientes que posibiliten y faciliten la vida del mutuo amor.
Muéstrate agradable cuando te sientas inclinado a estar de mal humor, escucha con alegría a los que te hablan de sus problemas, aun cuando tú tengas mayores que ellos, hazte cargo de las tareas que los demás rehúsan y tratan de evadir, aun cuando para ello debas postergar tus gustos, habla siempre bien de todos… 
Pero en particular de aquella persona que en tu presencia es criticada, mira siempre el lado bueno de las cosas y sobre todo de las personas, y trata de hacer resaltar el lado bueno de todo, lamentarse menos y actúa más, el éxito y el triunfo no es de los que hablan, sino de los que hacen.

A los que más sé hecha de menos al morir son aquellos que trataron sinceramente de hacer mejor al mundo durante su estancia en él, más bien de aquellos que han tomado mucho de la vida y han dado poco. Aquellos que han tratado de enriquecer al mundo en servicio de los demás, y no tanto de los que se enriquecieron a sí mismos aun con desmedro de la misma comunidad.
Las personas desaparecen, pero su recuerdo perdura por mucho tiempo. ¿Te has fijado como se consume la vela?, da luz, disipa tinieblas, pero a costa de su propia existencia, se va consumiendo, deshaciendo, desapareciendo… Y cuando ya no puede ser útil deja de existir. Así tenemos que ser nosotros, debemos dar luz a costa de nuestra vida.

Nuestro programa de vida debe ser dar felicidad a los demás. Debe ser hermoso llegar al final de nuestra vida teniendo conciencia de que nos hemos consumido por el bien de los demás. Dios nos da a todo un corazón noble y generoso, grande como el horizonte, para que colaboremos en la construcción de un mundo mejor.
 Cuando te levantes por la mañana, recuerda dar Gracias a Dios o a la vida, por el nuevo dí­a, por las muchas cosas buenas que tienes.
 Tener una actitud de dar las gracias a Dios o a la vida 

por tanto que tenemos predispone a que te sucedan 

cosas buenas, ya que hace que tus pensamientos sean 

positivos, y por lo tanto tus emociones también sean 

positivas.


Tu has de hacer siempre el bien, y desear el bien tanto para ti como los demás y has de poner el siguiente pensamiento en tu mente.
“ Yo emito constantemente Pensamientos de Paz, Amor, Armonía, Bondad y Benevolencia a todos mis hermanos en la Humanidad***
Yo deseo a todos los hombres la Luz de la Sabiduría y amplitud de conocimientos para que sean UNO en criterio y razón y la Bondad, la Belleza y el Poder se realicen en todos para todo Bien***
Yo recuerdo cada día, que todos somos hermanos. Hijos de un Padre y una Madre Espirituales. Hechos de la misma tierra y que todos respiramos las mismas sustancias cósmicas***
Yo ajusto todos mis actos, desde ahora a las normas de Sabiduría, Fuerza y Belleza. De este modo soy un miembro útil para mi familia y un ente justo dentro de la Sociedad***
Yo hago todas las acciones que me corresponden, mi tiempo es perfecto y Soy prospero en Salud, Dinero y Amor, en Armonía con el universo***
Yo soy Alegre, estoy satisfecho, soy justo y puntual. La onda que me envuelve es de ganancias, como justo salario***.

Yo me mantengo en  armonía pura y soy agradecido de todo lo que recibo***
Yo soy un instrumento de Dios, su propio vehículo y pongo todo mi saber, mi capacidad y todas mis fuerzas a la disposición de los demás, de lo que yo formo una parte integral para hacer obra práctica en Armonía con la Fraternidad Universal.
Yo tomo en consideración los derechos de los demás, respetándolos y ayudar a que los respeten. Yo cumplo con mis deberes y mis derechos me llegan sin exigencia, firme al sostener la VERDAD, para que resplandezca sobre todas las cosas***
Yo miro al dinero como un medio y no como un fin. Soy un simple Administrador de la Colectividad***
Yo estudio, laboro y conquisto medios, dentro de las normas de justicia y cuido mi Salud y Soy Exitoso y ofrendo a los demás apoyo y la ayuda necesaria***
Yo presto servicio para los demás, con los demás y Armonía con todos y sobre todo con Dios mismo, cuya manifestación está en mi y representa mi Yo Interno".

“ el respeto al derecho ajeno es la paz y la paz es la felicidad del mundo ”